Una de condumios con DARÍO LÓPEZ
- belingastro
- 15 jun 2017
- 4 Min. de lectura

Ya espetaba Darío López, muy serio, a Vin Diesel en una de sus perlas de P’Alante Producciones, esos sketches pletóricos de sano humor e imaginación. “¡Ño, chacho Vin,… ¡es que a todo vas: a las romerías, a los guachinches!…”.
En la célebre parodia del filme “A todo gas”, como en otras de la prolífica colección de Darío, claro que la gastronomía canaria, tan ligada a las tradiciones, es una de las vertientes que tiene su protagonismo con peso propio en los argumentos a los que acostumbra este “hacedor” de hilarantes ratos. “Por supuesto el condumio que comprime toda una forma de entender la vida constituye un estupendo recurso para estos guiones humorísticos por lo cercano que resulta un plato de comida del día a día para introducir cualquier situación”.
Es muy probable que en el universo de mi invitado en esta ocasión se mantenga latente un sentimiento de infancia, de aromas y sabores del guachinche de sus tíos Lala y Manolo, en Icod de los Vinos. Precisamente, si le zarandeo en las sensaciones gastronómicas de su niñez, Darío precisa con “el olor a bodega” y “con los pies pegajosos” de pisar la uva.
No se complica este sagaz observador de la realidad que le circunda cuando establece, en su particular visión de “Los Juegos del Hambre”, “Guachinche” (corto documental de gran rigor), “Auto Bar Helen Boste” o “00ZEBEN Wachinche List”, relaciones y escenas que, aunque jocosas ya por su naturaleza, retratan a las claras ciertas derivas en las costumbres más arraigadas en cuestión de viandas y cuartas.
Un “triplete” infalible, en el caso que sale a colación y según Darío, es el jilorio (acudes a una romería y sales comido con… huevo duro y cotufas); la fatiguita (de eso de que vas a desayunar a un bar, te pides un bocadillo y te traen la inefable pulguita …); finalmente, el emboste, “cuando por fin vas al guachinche y te mandas una panzada de bistecs como sábanas”.
Proseguimos, ahora sí con la pertinente jarra de cerveza bien fría para aliviar ese otro tipo de fatiguita: la de la deshidratación. Tampoco iría mal para repasar de nuevo el vídeo de Guachinche, dirigido por López, un trabajo de gran rigor sobre estos establecimientos que siempre han brillado como iconos en Tenerife. "Yo mataba hasta doce cabras por las fiestas -rememora al comienzo José "Cañón", ventero de Afur-Anaga- y dos cochinos de 120 kilos, y el lunes no había maderos por la mañana…"
Pero sugiere Darío que prestemos particular atención a la pareja Lala y Manolo, sus tíos, que regentaban el enclave icodense donde eran muy admiradas las ensaladas.
"En los últimos años el plato fuerte era la ensalada -recordaba Lala-; unas bandejas grandes, hasta para veinte personas a la vez. Y eso llevaba, ¡fíjate tú! desde cebolla, lechuga, pepino, zanahoria cocinada, huevo duro, aguacate, millo dulce de ese... ¡Manzana! agrega Manolo!, y Lala -sin perder comba enumerando con los dedos- "¡para el que la pedía! (…buena la manzana, remata mientras Manolo por lo "bajini", para reivindicar su aportación). "Y a veces guisábamos papas y las partíamos en rueditas, y todo eso se concentraba en la gran bandeja. Con eso se podía almorzar y cenar, y tomando vino", apostilla Lala. Fantástico: no se lo pierdan.
En los finales de la conversación sale el asunto de la cocina dulce, pero no puedo resistirme a encajar los comentarios en este instante. “¡Es que yo soy tan goloso que empezaría a comer por el postre; suelo preguntar qué hay y, sea lo que sea, digo: ¡mándalo p’acá! Es raro que no tenga ya una miopía galopante, ya que desde chico me empleaba a fondo con aquellas clásicas especialidades de café, los almíbares de frutas,…”.
Como íbamos diciendo –y apuro mi trago de la cerveza- la ocurrencia graciosa sirve para todo y llega a todos… “Yo empleo y soy defensor de un humor muy blanco, basado en el respeto, que sea accesible a todos los públicos de forma nítida y natural. El humor, que es una necesidad humana, ayuda incluso para los momentos más trágicos; se pueden tratar las temáticas más arduas mediante la simpatía y, además, propiciar puntos comunes de entendimiento”.

El creador de “Mercadoña” o “McDoña”, que por cierto se confiesa no ser sibarita en asunto de vinos, se muestra abierto a todo lo que puede convertirse en experiencias culinarias novedosas. Hay tiempito para cada cosa, desde gestionar la compra para hacernos en casa a tocar diferentes palos gustativos, desde el guachinche al restaurante de mantel y a especialidades étnicas, clásicas,…”. “Recuerdo cuando con mi hermano y mi amigo Ezequiel ahorrábamos para probar en sitios buenos. Fue mi amigo el que siguió perseverando a lo largo del tiempo y en ello continúa”.
Hemos quedado para comer juntos y charlar de todo, principalmente maridando con buen humor, que a quien escribe estas “Heineken con…” encanta, en especial el que despliega Darío en cada una de sus piezas maestras.
Todo será arriesgarse también de que igual se me presenta al encuentro con Mercadoña o con el mismísimo Vin Diesel. (* texto originalmente publicado en la serie Una Heineken con..., en Canarias3puntocero).
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